Como arquitecto y urbanista, siempre busqué el sentido de trabajar el espacio y creo que promover espacios humanos inteligentes y felices puede ser la clave para transformar el mundo en un lugar mejor.

La felicidad en espacios humanos es una cuestión de decisiones y actitudes. El uso inteligente de los recursos y de los espacios es una cuestión de elección. Estamos aquí para aliar alternativas, decisiones y actitudes.

La sensación de espacio, flujo y movimiento en el diseño crea un sentimiento positivo y una sensación de libertad para el medio ambiente en el desarrollo de la vida humana. La felicidad y el bienestar son partes importantes de mis proyectos.

Me gusta trabajar con Abayomi por el simple e importante hecho de que sus objetivos tengan como finalidad, la satisfacción del otro. ¡Felicidad es salud!

Creo que hacer versiones y traducciones, a pesar de las herramientas digitales que existen, todavía es un acto artesanal, y de amor. Llevar al otro la información en la lengua que él comprende es una cuestión de inclusión, de democracia.

Siempre me pregunté “lo que había salido mal” en las ciudades. Ahora veo que es posible ver por otro ángulo, y pensar en lo que puede salir bien. Creo que el cambio de perspectiva e intención puede ser crucial para ciudades y personas más felices.

La propuesta de espacios felices se enmarca en mi filosofía de vida y de trabajo. Hacer parte de ese cambio de pensamiento, donde la felicidad se convierte en el centro del desarrollo de un proyecto es un sueño que se realiza.

Mis propósitos profesionales se alinean con la misión de Abayomi de promover espacios inclusivos y de interacción, que propicien la manifestación del alma de las ciudades.